Imponer: no obligar a leer, la lectura no ha de ser una obligación.

Precipitarse: no intentar que lea antes de estar preparado/a.

Sentirse obligados y con prisas: los familiares no tienen que ver la lectura con los más pequeños como una obligación ni con prisas, ya que no la disfrutaremos.

Hacer comparaciones: no es aconsejable hacer comparaciones. Cada uno tiene su propio ritmo de aprendizaje, gustos, intereses, etc.

Prohibir: no prohibir una actividad placentera y sustituirla por la lectura, puede pensar que leer es un castigo.

DEBEMOS FAVORECER:

Proponer: sugerir lecturas como una opción placentera y atractiva.

Seguir su ritmo: respetar su nivel de desarrollo, su habilidad lectora, etc.

Escuchar: estar pendientes de sus gustos, intereses, necesidades, etc.

Dar ejemplo: actuar de modelo, que nos vean leyendo y disfrutando.

Reconocer sus esfuerzos y acompañar: decir lo mucho que valoramos su esfuerzo, estando a su lado.

Ser constantes: practicar la lectura de forma regular es la mejor estrategia para crear el hábito lector.